El autobús urbano es el único medio de transporte en
Valladolid. Actualmente y desde 1933, año en que los últimos tranvías
circularon por las calles de esta ciudad. En tiempos de principios del siglo
XX, el tranvía, primeros de caballos y luego eléctrico, llevaba décadas siendo único
medio de transporte. Tiempo después llegó el autobús, que ganó terreno y
demostró ser más rápido y eficaz, dejando atrás los más de 3 millones de
pasajeros anuales que llegó a registrar, poniéndose por delante y finalmente en
solitario.
En los años 90 la empresa pública AUVASA (Autobuses Urbanos
de Valladolid S.A.) inicio un proceso de renovación de la mano de Ayuntamiento
y Caja Duero. La vieja flota de autobuses de color granate y vainilla, paso de
ser gestionada por Caja España, a la entidad azul, de ahí el nuevo color. Se
pintaron los vehículos existentes, y se adquirieron nuevos. Entre otras cosas,
la burbuja inmobiliaria, mencionada en otras publicaciones, ligada a la bonanza
económica, permitió adquirir la friolera de 60 autobuses nuevos entre 1997 y el
cambio de siglo. Y así progresivamente, aquellos obsoletos autobuses de
escaleras, techo bajo, estrecha puertas y otras muchas incomodidades, dieron
paso a los nuevos, con canceladoras más modernas, piso bajo, rampa para
minusválidos…
Tras varios años renovando la flota, llego 2003, y mayo, con
una cita con las urnas; en tiempo de elecciones en aquellos años, además de las
cuñas de radio, los coches propagandísticos, los carteles o cartelones, los
globos, panfletos etc… algunos partidos aprovechaban para hacer vídeos
promocionales. Desde el ayuntamiento de Valladolid se aposto por contar al
ciudadano en la televisiones locales, como era la ciudad en la que ahora
habitaban. Una voz en off decía “Valladolid avanza hacia el futuro, Valladolid
apuesta por la tecnología, Valladolid, ciudad modelo de calidad de vida”. Este
curioso spot coincidió con un supuesto estudio que analizaba las ciudades
ideales para vivir en base a una serie de cuestiones. Fueron tiempos en que el
consistorio sacó pecho con AUVASA, porque además de aparecer en el anuncio televisivo, se
buzoneó la ciudad con un tríptico en el que se hacía referencia a los más de
130 vehículos, a su condición de limpios, a las ventajas que podía proporcionar
una flota relativamente nueva en su amplia mayoría.
Pasados los años, aquellas compras se fueron reduciendo,
cada vez menos marquesinas se sumaban a la tecnología del gps, y eran menos frecuentes
las convocatorias de prensa para mostrar nuevas adquisiciones.
Llegada la crisis, hubo años en que ni tan siquiera llegó
uno sólo autobús nuevo. Un híbrido en pruebas, que se acabó quedando, o la
compra de vehículos a los que en Málaga capital no habían podido hacer frente.
En 2013, se da la vuelta a la tortilla, se suceden las
noticias sobre la rentabilidad o no de la empresa, se plantea incluso una posible
privatización, o el encarecimiento drástico del billete, se hacen recortes.
Salen a la luz datos sobre la caída del número de pasajeros, que afecta
directamente a los ingresos. Pasando del lustro 2003-2008 con más de 31
millones (récord 2005 con +32 millones) a los poco más de 25, el pasado 2014.
Tres citas electorales, después de aquella, en la que todo
era presumir y alardear, la mayor empresa pública está en entredicho, se repite
hasta la saciedad el trasvase de dinero desde las arcas municipales, se
cuestiona el servicio a determinadas zonas, se obliga a pagar a los usuarios 3
euros por una tarjeta nueva, mientras se desperdician los dos remanentes
consecutivos en arreglos innecesarios o con pretensiones electoralistas.
No se plantea una reestructuración de líneas, aunque sea de
forma progresiva, no se tiene en cuenta el cambio de flujos en la población
tras varios años de crisis, no se pone en práctica la dispersión de horarios
búho o se obvia la duplicidad de líneas. Se plantea la idoneidad de acercar el transporte urbano a las nuevas urbanizaciones (Santos Pilarica o Pinar de Jalón entre otros) que años atrás el propio ayuntamiento había promovido, sin ningún tipo de reparo a la hora de cobrar las licencias urbanísticas. Esa es la coherencia y el rigor de la gestión en la mezcla de planificación urbanística y de servicios públicos.
Las múltiples veces que AUVASA es el objeto de pregunta, nos
dice cuál es una de las principales inquietudes del ciudadano, a pesar de la
cara de molestia del alcalde al ser preguntado una y mil veces por la misma
empresa, de la que tiempo atrás estaba tan orgulloso; y mucho menos inteligible
es que haya periodistas que se atrevan a cuestionar la valided de esas preguntas,
cuando, 25.000.000 de usuarios suben anualmente a este medio de transporte, que
le recuerdo, es público.
El transporte público de Valladolid (hoy sólo autobuses) necesita
una revisión, sin que ello suponga partir de cero como ha ocurrido en ciudades
como Burgos. La ciudad y el propio ayuntamiento deberían plantearse una verdadera
conexión del transporte metropolitano con el urbano sin experimentos de campaña
electoral, ni cortinas de humo.
Es posible que la combinación con nuevos transportes (tranvía
interurbano o cercanías sobre el recorrido actual), junto al replanteo de todas
la paradas, líneas, y recorridos, den a AUVASA el impulso que necesita.
Jesús M.R.
20 de mayo de 2015
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